sábado, 28 de abril de 2012

Capítulo 5º.




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Andy te introdujo en su coche y gritando desesperadamente se sacó un gran trozo de cristal del hombro.
-¡Serán mamonazos! -Gritó mientras entraba al coche y salíamos disparados.
Tu no entendías absolutamente nada, te aferraste al asiento y miraste a Andy.
-¡¿Qué esta pasando?! ¿Quién era ese... o eso? -Grité asustada.
Andy pisó el acelerador del flamante BMW y apretó el volante con sus manos mientras se rascaba la espalda llena de cristales con el asiento del coche y gemía como un loco del dolor.

Andy se metió entre los árboles y apagó las luces del coche dejándote solo viendo el precioso contorno de la cara de Andy con la luz de la luna.

-¿Que ocurre...? -Preguntaste mientras Andy agarraba tu mano con fuerza.
-________(tn)... sé que te va a parecer absurdo, pero... el tío ese que viste era... un demonio, y yo también lo soy...
-¡¿Qué estás diciendo, Andy?! -Gritaste casi al borde de las lágrimas.
-¡La verdad! -Exclamó encendiendo la lamparilla del coche y dejando ver sus ojos completamente negros, se quitó la camiseta y dejó ver en su vientre una gran estrella rodeada por un circulo, tu la tocaste.
-¡Dios mio! -Exclamaste.
-Por favor, ________(tn) no puedes contarle esto a nadie, ¿ok? -Dijo serio y apagando la luz.
-Eh... claro... 
-Y... tampoco influirá en nuestra relación ¿verdad? -Te acarició la mejilla.
-Por supuesto que no -Le besaste en la boca brevemente.
-Es que yo... te amo...
-¿Cómo puedes amarme si casi no me conoces?
-Ahí te equivocas... llevo observándote desde los 15 años... -Dijo ladeando la cabeza.
-¡¿En serio?! -Abriste los ojos como platos. -¿Cuántos años tienes?
-Dos mil quinientos nueve años... -Se rascó la nuca. -Espero que no te importe.
-¡Valla...! -Sonreíste.
-¿No me temes...? -Se miró a si mismo.
-¡Para nada! -Acariciaste su estrella y él te besó la frente.
-Eh... me alegro de ello... supongo... -Sonrió levemente de medio lado.
Tu le mordiste el labio y él empezó un nuevo beso.
-¡¡Ah!! -gritó - ¡Tengo que sacarme estos putos cristales!
-¡Claro! 
-¡Vamos...! -Andy empezó a conducir y te llevó hasta la puerta de tu casa, aparcó el coche y entrasteis en ella.
Lo condujiste  hasta tu habitación, y allí se tumbó en la cama boca abajo.
Lo miraste preocupada.
-Observa.... -Empezó a contraer los músculos de la espalda y los cristales empezaron a salir de lo más profundo de su espalda mientras que gemía por el esfuerzo.

Pronto el suelo se llenó de cristales ensangrentados, tu los recogías con cuidado y los tirabas a la papelera, mientras que Andy se levantaba y se miraba la espalda en el cristal.
-Creo que ya no hay más... -Susurró para si mismo mientras caían unas enormes gotas de sangre por su perfecta espalda.
-Estas muy herido... 
-Tranquila, pequeña... en unos segundos estarán curadas... -Se acercó a ti y te abrazó.
Sonreíste.

-Tengo una pregunta -Lo miraste.
-¿Si? -Ladeó la cabeza y subió una ceja.
-¿Quién fue el que provocó este desastre? -Lo miraste interesada, los ojos de Andy ahora se encontraban relajados y del color azul más bonito que pudiera existir.
-Fueron demonios, digamos que son los “malos” -Puso comillas con los dedos.
-Explícate -Frunciste el ceño.
-En realidad nosotros somos los malos... ellos son los que protegen a los humanos como tu -Suspiró.
-¿Tu les haces daño...? -Tus ojos se tornaron tristes.
-Bueno... yo mato a quien me molesta... y no por conveniencia... -Se rascó la nuca -Bueno... a veces mato por conveniencia... -Te miró a los ojos.
-Joder, Andy... -Te pusiste las manos en la frente y te separaste de él.
-Pequeña... nunca te haría  daño a ti... 
-¡Pero si a los que me rodean!
-¡¡Solo si te perjudican!! -Dijo Andy con cara triste y acercándose a ti con paso lento.
-Pero eso esta mal... -Lo miraste con los ojos brillantes.
-Es mi naturaleza, _______(tn)... no lo puedo evitar... lo siento -Suspiró y bajó la cabeza -A demás soy un demonio, eso es lo que hago... ¡matar! -Te miró serio.
-Esta bien, Andy... -le diste la espalda.
Él rápidamente corrió a abrazarte por detrás y te besó seguidamente en el cuello.
-Por favor... no te enfades conmigo... acepta como soy... -Te susurró al oído.
-¡Pero tu forma de ser es muy cruel!- Exclamaste mientras que sentías que Andy entrelazaba sus dedos con los tuyos.
-¡Si! ¡Lo sé! ¡¡pero me gusta ello!! estoy orgulloso de lo que soy y jamás cambiaré... -Andy se puso tenso.
-De acuerdo... -Te diste la vuelta y lo miraste a los ojos.
-Nunca permitiré que te hagan daño... mataré a cuantos haga falta... -Andy se acercó más a ti y te abrazó.

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